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CUZCO

 

En Cusco, a 3.400 m.s.n.m uno acaricia el cielo o toca los infiernos con el mal de altura. El soroche tiene una vacuna temporal con la comercialización de unos biberones de oxígeno que llenan de vida el cerebro, liberando al necesitado por unos momentos del malestar y el dolor de cabeza. Siguiendo la receta del alpinista, beber mucha agua y un poco de paracetamol es otra de las maneras, menos rápida pero necesaria igualmente, para combatir la falta de aclimatación. A esa altitud se refleja el orgullo patrio dibujado en las laderas de los cerros con un "Viva el Perú". Cusco es vida pétrea y sus muros son la inspiración al tetris.

En el mes de junio, a comienzos del invierno sur, es una eterna fiesta repleta de desfiles y bailes regionales. La Plaza de Armas es el alma, que como describió Santi, se podría afirmar que en torno a ella comenzó y concluyó

 

 

la historia del reino de Vilcabamba. La Plaza de Armas fue ese lugar religioso, de obligada peregrinación entre la Catedral y la iglesia de Santiago. En los bancos, en las escalinata de su fuente, encontré el sol y los turistas que llegaban de cualquier parte del mundo abriendo la puerta a un lugar tan excepcional como Machu Picchu. Cusco es un inmenso mercado, colorido, olfativo, tangible. La noche te envuelve en la ciudad vieja, iluminada de amarillo, disfrutando de sus locales de música en directo y entregándote al lado más bohemio.

diario de viaje

CORDILLERA DE LOS ANDES 

Sierra de Vilcabamba

rubén

 

suárez

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